Antigua fortaleza construida entre los siglos XVI-XVII, sita en Santa Eulària des Riu, posee unas murallas con torre de defensa adosada de mampostería y planta circular. Situado en la parte más alta de una colina, ofrece al visitante una bella panorámica.
Se encuentra en el interior de la Reserva Natural de Cala d’Hort, colgada sobre un acantilado, frente a los islotes de Es Vedrà y Es Vedranell. Se terminó de construir en 1756 y, aunque se proyectó como torre artillera, nunca llegó a albergar cañones, limitándose a servir como atalaya de vigilancia. La de Es savinar es la única torre que conserva su puerta original en la entrada superior, accesible a través de una rampa. El sobrenombre de Torre del Pirata lo recibió del escritor Vicente Blasco Ibáñez en su novela ‘Los muertos mandan’
La cueva tiene una antigüedad de más de 100.000 años y en ella se han encontrado huesos y fósiles de animales roedores de especies extinguidas cuyos esqueletos se encuentran hoy en día en el Museo de Historia Natural. La cueva está ubicada entre los 10 y 40 metros de altura sobre el nivel del mar en el interior de un acantilado del Port de Sant Miquel de Balanzat, en el término de Sant Joan de Labritja, al norte de la isla de Ibiza. Por el camino de acceso, encontramos primero un espectacular mirador desde donde se divisa una panorámica del Port de Sant Miquel, el Pas de s'Illa, la isla Murada y la torre des Molar. Siguiendo por un camino excavado en la roca se llega a la entrada de la cueva en una cota de 14 metros sobre el nivel del mar. La cueva tiene una antigüedad de 100.000 años y se formo por fallas telúricas. Ha pasado por glaciaciones y calores tropicales estando en la actualidad casi fosilizada salvo en las galerías más profundas donde el goteo continúa formando estalactitas. Como las cascadas y cursos de las aguas que discurrían por la cueva quedaron fosilizadas, los espeleólogos que han intervenido en la puesta a punto de la cueva, las han recuperado de manera artificial para reproducir lo que existió en tiempos pasados. La cavidad denominada Can Marça, fue utilizada por contrabandistas que izaban las mercancías desde el mar y las introducían por una abertura que se encuentra a 10 metros de altura. Actualmente, aun se pueden distinguir las señales de pintura roja o negra que marcaban el camino de salida en caso de huida o emergencia.
Desde la plaza, y volviendo por la misma calle de la Universitat, de nuevo nos encontramos en el Baluarte de Sant Bernat, donde está el túnel que lleva hasta Es Soto Fosc. Una puerta permite abandonar momentáneamente la muralla. Una vez extramuros, se puede observar el baluarte de Santa Tecla. En la zona de Es Soto unas escaleras llevan a "sa sortida des Soto", donde se encuentra un túnel construido como refugio durante la Guerra Civil, y que lleva a la Plaza d'Espanya, conocida como Plaza de l'Ajuntament.
Por la zona del mirador de la plaza, desde donde se ve Formentera y hay una réplica de la estatua de Guillem de Montgrí que se encuentra en la catedral de Gerona, hay que dirigirse al baluarte de Santa Llúcia, cuyo trazado evoca la proa de una nave. Desde este punto se inicia el descenso por la zona de sa Carrossa, y de nuevo se llega al Patio de Armas. Así se abandona la ciudad amurallada por la Puerta del Mar, donde se inició el recorrido.
Yacimiento arqueológico con trazas urbanas del primer asentamiento fenicio de Ibiza (siglo VIII a.C.) El poblado ocupaba toda esta lengua de tierra y representaba una ciudad en miniatura, con barrios repletos de casas abigarradas, separadas por estrechos callejones y alguna plaza. En los inicios, las viviendas eran muy modestas, de sólo una o dos estancias. En una segunda fase, gracias al desarrollo económico que experimentaron sus habitantes, las casas fueron creciendo. El núcleo estaba dividido en barrios, como el portuario, el central o el noroeste. El barrio sur es el único actualmente visible y se halla protegido por una verja.
La necrópolis mejor conservada del Mediterráneo, hogar de la diosa Tanit. Se ubica a unos 500 metros a poniente del Puig de Vila, en el mismo lugar en el que está emplazada la ciudad desde su fundación por fenicios a finales del siglo VII a.C. Como es habitual, en las ciudades fenicias el espacio de los vivos y el de los muertos estaban próximos, aunque separados por un accidente geográfico. Su nombre deriva de los molinos de viento que dominaron su cima desde al menos el siglo XV, actualmente en desuso, y de los que hoy sólo quedan algunos de ellos. En uno de estos molinos vivieron durante unos días el poeta Rafael Alberti y su mujer Mª Teresa León durante su estancia en la isla, en julio de 1936, justo cuando estalló la Guerra Civil Española.
Ibiza conserva una cueva santuario erigida en honor de Tanit, diosa del amor y la fertilidad a quien los fenicios profesaban gran adoración. Es la Cova des Culleram, situada en el municipio de Sant Joan de Labritja, en la zona se Sant Vicent de Sa Cala al noreste de la isla. Considerada como uno de los más importantes yacimientos arqueológicos de la isla, Sa Cova des Culleram fue estudiada en 1.907 y en ella se encontraron 600 figuras de terracota (posiblemente exvotos), un millar de cabezas de figuritas y fragmentos de ceràmica. Son destacables unas figuras femeninas acampanadas pintadas con diversos símbolos y, algunas de ellas, con la cara cubierta por una fina capa de oro. Se pueden admirar en el Museu des Puig des Molins. Sa Cova des Culleram fue empleada desde finales del siglo V hasta el siglo II a. C. En el año 1929 se encontró una placa de bronce citando los nombres de Astraté y Tania, la diosa púnica de Ibiza por excelencia. Tiene su mirador a doscientos metros sobre el nivel del mar, lo que ofrece una espectacular panorámica con la isla de Tagomago de fondo y puede visitarse por dentro.
Conocidos en el pasado por su productividad agrícola, fueron canalizados por los árabes, que establecieron un sistema de riego único en el mundo de la época basado en la riego por capilaridad. Constituyen la segunda zona húmeda en importancia de Eivissa y contienen aguas dulces y semisaladas que proporcionan gran diversidad de fauna y flora. Los canales formaban pequeñas parcelas de tierra rectangulares denominadas feixes. Estos canales estaban comunicados, cada pocos metros, con otros canales subterráneos llamados fibles por los que circulaba el agua. La parte superior de las fibles era de un material que dejaba pasar el agua (normalmente ramas de pino). De este modo, con el uso de compuertas se podía regular el nivel de agua a los canales y por lo tanto, a la feixa. La entrada a cada feixa o parcela se hacía a través de un portal muy característico, único en el mundo, denominado portal de feixa y que destaca por su belleza y singularidad: un enorme dintel blanco calado con una puerta de madera. Ses Feixes esta dividido en tres partes: dos de ellas cultivadas, llamadas Prat de Vila y Prat de Ses Monjes; y una franja de humedal que las une, denominada es Prat
En este punto se encuentra el Castillo, la edificación en la que culmina el Puig de Vila. Antes de la construcción de la muralla renacentista se diferenciaba el Castillo de la Almudaina, pero una vez construida quedaron ambos incluidos. El año 1972, el Ministerio de Defensa donó el recinto al Ayuntamiento, y desde entonces se han realizado excavaciones que han proporcionado testimonios de las diferentes épocas de la historia de Ibiza, desde la fundación fenicia hasta la época catalana, así como rehabilitaciones y algunas intervenciones. Del recinto hay que destacar la Torre del Homenaje y la Casa del Gobernador. Siguiendo la muralla, la calle de la Universitat nos lleva a la Plaza de la Catedral.
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