Ocupa la sacristía y otras dependencias anejas de la catedral. Alberga importantes piezas relacionadas con la liturgia. Digna de mención es la custodia de plata dorada del s. XIV que reproduce una torre de estilo gótico. Catedral d'Eivissa
Las primeras iglesias del siglo XIV construidas en la isla se caracterizan por su aspecto de fortaleza, debido a la función defensiva que tenían encomendada. Es el caso de las de Santa Eulàlia, Sant Antoni, Sant Jordi y Sant Miquel. La iglesia del pueblo de Sant Joan de Labritja está dedicada a Sant Joan Baptista, y su construcción fue autorizada en el año 1726, ya que para los vecinos de la zona quedaban muy lejos las iglesias de Sant Miquel y de Santa Eulàlia. En el año 1732 ya estaba construida, y era una vicaría dependiente de la parroquia de Santa Maria de Ibiza. En el año 1785 fue declarada parroquia.
La Iglesia de Sant Llorenç de Balàfia se incluye en el plan diseñado por el primer obispo de Ibiza, Manuel Abad y Lasierra, convencido ilustrado, de crear parroquias en el ámbito rural para intentar acabar con la diseminación de la población (que en 1784 calculó en quince mil personas). Fue así como surgieron las iglesias de Sant Rafel, Santa Agnès, Sant Mateu, Santa Gertrudis, Sant Carles, Sant Agustí y Sant Llorenç. Todas estas iglesias presentan el estilo característico de la arquitectura tradicional, aunque en ocasiones se pueden observar reminiscencias de los estilos históricos de la época en que fueron construidas. La Iglesia de Sant Llorenç se empezó a construir en 1785, y fue finalizada en el siglo XIX. El Archiduque Luis Salvador de Austria, durante su visita a Ibiza en el año 1867, la define como “una de las iglesias más bien proporcionadas y elegantes de Eivissa”.
La pequeña capilla de Sant Ciriac tiene una entrada que según la leyenda los catalanes utilizaron en 1235 para conquistar la ciudad.
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