Inaugurado en 1969 es pionero en España en los de esta especialidad. El origen de este museo se remonta a la Bienal de Ibiza inaugurada en el 1964, cuando los organizadores decidieron que las obras premiadas formasen parte del fondo del museo. También cuenta con fondos de grabados relacionados con el certamen Ibigrafic que se celebra desde 1972. A parte de los edificios de su sede, Sala de Armas y Almacenes a Prova, dispone de los siguientes espacios expositivos dentro del recinto amurallado de Dalt Vila: Polvorí del Baluard de Santa Llúcia e iglesia del Hospitalet.
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS: • Cala de rocas • Longitud 60, ancho 20m • Aguas transparentes • Nivel de ocupación bajo • No dispone de ningún tipo de servicio para el bañista INFORMACIÓN ADICIONAL: • Aparcamiento cercano
Ibiza conserva una cueva santuario erigida en honor de Tanit, diosa del amor y la fertilidad a quien los fenicios profesaban gran adoración. Es la Cova des Culleram, situada en el municipio de Sant Joan de Labritja, en la zona se Sant Vicent de Sa Cala al noreste de la isla. Considerada como uno de los más importantes yacimientos arqueológicos de la isla, Sa Cova des Culleram fue estudiada en 1.907 y en ella se encontraron 600 figuras de terracota (posiblemente exvotos), un millar de cabezas de figuritas y fragmentos de ceràmica. Son destacables unas figuras femeninas acampanadas pintadas con diversos símbolos y, algunas de ellas, con la cara cubierta por una fina capa de oro. Se pueden admirar en el Museu des Puig des Molins. Sa Cova des Culleram fue empleada desde finales del siglo V hasta el siglo II a. C. En el año 1929 se encontró una placa de bronce citando los nombres de Astraté y Tania, la diosa púnica de Ibiza por excelencia. Tiene su mirador a doscientos metros sobre el nivel del mar, lo que ofrece una espectacular panorámica con la isla de Tagomago de fondo y puede visitarse por dentro.
Conocidos en el pasado por su productividad agrícola, fueron canalizados por los árabes, que establecieron un sistema de riego único en el mundo de la época basado en la riego por capilaridad. Constituyen la segunda zona húmeda en importancia de Eivissa y contienen aguas dulces y semisaladas que proporcionan gran diversidad de fauna y flora. Los canales formaban pequeñas parcelas de tierra rectangulares denominadas feixes. Estos canales estaban comunicados, cada pocos metros, con otros canales subterráneos llamados fibles por los que circulaba el agua. La parte superior de las fibles era de un material que dejaba pasar el agua (normalmente ramas de pino). De este modo, con el uso de compuertas se podía regular el nivel de agua a los canales y por lo tanto, a la feixa. La entrada a cada feixa o parcela se hacía a través de un portal muy característico, único en el mundo, denominado portal de feixa y que destaca por su belleza y singularidad: un enorme dintel blanco calado con una puerta de madera. Ses Feixes esta dividido en tres partes: dos de ellas cultivadas, llamadas Prat de Vila y Prat de Ses Monjes; y una franja de humedal que las une, denominada es Prat
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS: • Cala de rocas • Longitud 50, ancho 30m • Aguas transparentes • Dispone de alquiler de hamacas y sombrillas • Nivel de ocupación bajo INFORMACIÓN ADICIONAL: • Aparcamiento por los alrededores • Chiringuitos a pie de playa
La casa payesa de Can Ros, con más de 300 años de antigüedad. Ofrece una visión amplia de la cultura ibicenca y permite ahondar en la forma de vida rural de la isla. A la entrada de la casa, encontrarán dos carros típicos, que se usaron hasta hace tan sólo algunas décadas. Hoy sólo pueden contemplarse durante las fiestas populares, en las que se organizan desfiles. En el interior encontrarán una antigua cocina, con todos sus utensilios habituales, horno, alacenas y chimenea; herramientas de labranza, una antigua almazara, una introducción a las salinas, la cueva del vino, una exposición de trajes típicos, joyería tradicional, algunas armas y una colección de instrumentos musicales, entre otros objetos. Fue inaugurado en 1994.
El faro de Sa Conillera está situado en el punto más alto de esta isla, a 69 metros sobre el nivel del mar. Sus obras finalizaron en 1857, aunque la construcción ha ido moficándose hasta alcanzar el aspecto actual. El faro de la Conejera, nombre que recibe en castellano, se encuentra sobre un edificio de forma circular. Aquí se concentran las habitaciones del farero, su ayudante, así como otras dependencias para el uso del faro. En 1971 se instaló una nueva óptica con un alcance de 18 millas. La nueva tecnología permitió retirar el personal del faro que residía hasta entonces. La presencia del islote y su faro, visibles desde toda la bahía de Portmany, son parte del paisaje y la memoria colectiva de todos los ibicencos.
Fue proyectado por Fernando Moscardó y Rafael Soler. Aunque se subastan las obras en 1974, éstas no comienzan hasta 1975 por diferentes problemas administrativos. Tiene la particularidad de ser el faro con la torre más alta de las Baleares, 52 metros hasta el plano focal. Comenzó funcionando con un alumbrado eléctrico mediante lámparas de haz sellado, inaugurando este tipo de alumbrado en el Archipiélago Balear. Representa al típico faro de los años setenta proyectado a raíz del Plan de Mejora del año 1967, con torre de hormigón y sin edificio con viviendas para los Técnicos de Señales Marítimas, puesto que comenzó ya con un funcionamiento automático. Desde su inauguración, el 1º de noviembre de 1978, su mantenimiento corrió a cargo de los técnicos residentes en el faro del Botafoc. La linterna es de la casa Racional S.A, de 2’25 m de diámetro. La considerable altura de su torre hizo aconsejable la instalación de un montacargas en su interior, para facilitar a los técnicos el transporte de material hasta la linterna del faro. Actualmente cuenta con dos motores electrónicos los cuales ya no necesitan cubeta de mercurio, como era el caso de los instalados con los equipos iniciales.
El proyecto fue redactado por Antonio López y Montalvo. Dadas las complicaciones que representaba la construcción de un faro en este islote, no se presentó ningún licitador a la subasta y las obras tuvieron que realizarse por Administración. Se construyó entre 1854 y 1856. Comenzó a funcionar con una óptica catadióptrica fija de 6º orden construida por la casa Sautter, disponiendo para el alumbrado de una lámpara moderadora de aceite. Se inauguró el 1º de mayo de 1856. Al tener la torre muy poca altura y verse afectada por los rociones del mar, los cristales de la linterna perdían con rapidez transparencia y su luz no podía apreciarse con claridad suficiente en ese paso tan peligroso entre Ibiza y Formentera. Por esta razón, en 1857 se propuso cambiar su categoría para pasar a ser un faro de 4º orden, inaugurándose su nueva luz el 30 de noviembre de 1861, aunque permaneciendo su apariencia como luz fija blanca. En este nuevo proyecto, realizado por Emili Pou, también se recreció la torre unos cinco metros. La óptica retirada fue colocada en el faro del Botafoc el cual se inauguró esa misma noche de 1861. Con posterioridad el faro pasó a ser de ocultaciones. Parece ser que fueron varias las actuaciones de sus torreros para salvar las vidas de los náufragos. En uno de esos actos heróicos, el 11 de febrero de 1881, murieron los dos torreros al intentar ayudar a la tripulación del vapor inglés Flaminian que realizaba su trayecto entre Gibraltar y Génova. Dadas las duras condiciones de vida que debían soportar los torreros y sus familias, únicos habitantes de este pequeño islote, fue el primer faro que se automatizó mediante el empleo de la entonces moderna tecnología sueca, que utilizaba el gas acetileno para el funcionamiento de una serie de sistemas de alumbrado con encendido automático mediante una válvula solar. Como consecuencia de esta incorporación tecnológica, el faro quedó desde 1929 sin personal viviendo la isla.
Fue proyectado por Pere Garau. Se inauguró con una óptica catadióptrica de 25 cm de distancia focal con lámpara chance de 35 mm y una apariencia de 2+1 destellos cada 20 segundos. Se inauguró el 1 de diciembre de 1914. Su construcción tuvo lugar como resultado de la mala ubicación del faro de Punta Grossa al que debía sustituir con carácter definitivo, sin embargo el faro de Punta Grossa no se apagaría y se mantuvo funcionando hasta 1916, cuando ya se habían instalado unas balizas para facilitar la entrada al puerto de Cala San Vicente. En 1948 se incorporaron unos cristales rojos en la linterna, con la intención de producir un sector de iluminación que señalara el bajo de Santa Eulalia. Posteriormente en dicho bajo se colocó una baliza sobre un espeque, pero el sector rojo del faro de Tagomago ha continuado formando parte de su apariencia luminosa hasta el 22 de marzo de 2013. A raíz del Plan de Mejora de 1967 se recreció la torre, adquiriendo su imagen actual. La automatización de la señal mediante equipos de alumbrado por gas acetileno, supuso la retirada del personal con residencia permanente en el faro. Desde entonces el mantenimiento del faro corresponde a los técnicos residentes en el faro del Botafoc.
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