Entre el Puig des Molins y Es Soto, detrás de Dalt Vila, se encuentra el racó de Sa Berenada. Se trata de un emplazamiento en el que tradicionalmente se realizaba una ‘berenada’ (merienda) popular para celebrar el 8 de agosto, día de las fiestas grandes de la ciudad de Ibiza. Se trataba de que cada uno llevara su comida y luego la compartían con los demás como una gran familia. Desde los años 80 del pasado siglo se impuso la tradición de hacer paella en esta berenada para todos los ibicencos y con el tiempo la idea se ha consolidado como el enorme atractivo de esta jornada.
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS: • Cala de piedras de difícil acceso pintoresca, coqueta y solitaria • Longitud 35m, ancho 15m • Aguas transparentes • Nivel de ocupación bajo • No dispone de ningún tipo de servicio para el bañista INFORMACIÓN ADICIONAL: • Aparcamiento a 50m • Chiringuitos a pie de playa
¿Cuál es el secreto? Ni más ni menos que su difícil acceso. Esta playa, que se encuentra en el este de la isla – entre Cala Llonga y Santa Eulalia – tiene un acceso tan complicado que muchos ibicencos ni siquiera han oído hablar de ella. Y todo ello a pesar de tener una extensión de más de un centenar de metros. Si te gustan las playas salvajes, Cala Blanca será uno de tus lugares favoritos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la playa se ha moldeado como la naturaleza ha querido. Su orilla se encuentra llena de piedras y en ocasiones podemos encontrar restos de posidonia («algas» para los neófitos) arrastradas por la corriente. Además, encontramos grandes rocas que han sido separadas del acantilado bajo el que se encuentra la playa. No es sencillo moverse libremente por la orilla, por lo que las personas con ganas de jugar y descansar no encontrarán aquí su lugar ideal. Y a todo ello, hay que añadir la dificultad para llegar a Cala Blanca.
Esta pequeña playa se encuentra en el extremo sur de la base de un enorme monolito fálico del cual recibe el nombre: Es Paller d’en Camp. Se trata de una playa poco frecuentada. La separación de la playa de Es Racó des Paller d’en Camp y Es Figueral son unas grandes rocas, producto de los derrumbes del acantilado bajo la que se esconde esta playa, y que también afectaron en su día a Es Paller d’en Camp, modificando su aspecto. La playa está compuesta fundamentalmente de arena gruesa, aunque también encontramos grandes rocas que se han desprendido de los muros que la rodean. La playa de Es Racó des Paller d’en Camp tiene un acceso no excesivamente complicado, pero que no resulta obvio. Son pocos los que caminan hasta el extremo situado más al norte de Es Figueral e incluso desde este punto no es visible la playa. Hay que caminar por un sendero (mejor si llevamos un calzado deportivo) o nadar unos 50 metros para alcanzar la playa. Siendo una playa de arena, tranquila y con una afluencia baja de bañistas no es de extrañar que este pequeño rincón se haya convertido en una excelente playa de nudista. Además del entorno natural que envuelve a la playa, desde la arena se puede ver el islote de Tagomago en el horizonte. * Si trepas por el orificio que se aprecia bajo el monolito, accederás a otra pequeña cala.
La casa payesa de Can Ros, con más de 300 años de antigüedad. Ofrece una visión amplia de la cultura ibicenca y permite ahondar en la forma de vida rural de la isla. A la entrada de la casa, encontrarán dos carros típicos, que se usaron hasta hace tan sólo algunas décadas. Hoy sólo pueden contemplarse durante las fiestas populares, en las que se organizan desfiles. En el interior encontrarán una antigua cocina, con todos sus utensilios habituales, horno, alacenas y chimenea; herramientas de labranza, una antigua almazara, una introducción a las salinas, la cueva del vino, una exposición de trajes típicos, joyería tradicional, algunas armas y una colección de instrumentos musicales, entre otros objetos. Fue inaugurado en 1994.
El Museo Puget ocupa Can Llaudis, uno de los palacios más bellos de Dalt Vila. Sus salones albergan la colección pictórica de Narcís Puget Viñas (1874-1960) y Narcís Puget Riquer (1916-1983), padre e hijo, que el segundo donó al Estado. Tanto los óleos del padre como las acuarelas del hijo componen un retrato de la Ibiza rural de la primera mitad del siglo XX. Ambos están considerados dos de los mejores artistas que ha dado la historia pitiusa. El fondo del museo alcanza 130 obras de ambos pintores, que permiten una inmersión en aquella Ibiza insólita que descubrieron los primeros viajeros.
Se trata de un modelo de centro de interpretación de nueva generación, que apuesta fundamentalmente por la tecnología audiovisual para transmitir conocimientos de la Historia de la ciudad y particularmente todo el que hace referencia a la época islámica y a la fortificación árabe. El centro está ubicado en el edificio de la Cúria, construido durante los siglos XIV-XV, aprovechando elementos estructurales de la antigua muralla árabe. La restauración que se llevó a cabo en este espacio recupera la memoria de la antigua medina. El visitante disfruta de un en torno de luces e imágenes que tiene su máximo atractivo en una gran maqueta audiovisual, donde con gran rigor y espectacularidad se muestra una evolución histórica de la ciudad.
Inaugurada en 1994, la Galería Marta Torres ofrece cada año exposiciones de artistas emergentes junto con otros creadores y creadoras de reconocido prestigio nacional e internacional, como Carlos Sansegundo, María Ríos-Coello o Willie Márquez. De hecho, artistas como Joan Miró, Manuel Viola, Elmyr de Hory o Miguel Barceló forman parte de su fondo. También encontramos las obras de la promotora de la galería, Marta Torres, pintora ibicenca que desde 1994 expone sus obras en su propio espacio. Lleva más de 20 años pintando profesionalmente. Antes de comenzar sus estudios universitarios en Bellas Artes le gustaba pintar sobre la figura y el mar, pero poco a poco fue descubriendo la escultura, y empezó a experimentar con la mezcla de esta disciplina con la pintura. Y de esa unión entre la escultura y la pintura nacieron sus “pinturas matéricas”, como ella misma las denomina, que le han otorgado un estilo único e inconfundible. Actualmente, la temática principal de sus obras gira en torno a las paredes, puertas y ventanas de las casas de campo de Ibiza y de Dalt Vila, aunque también le interesa representar distintos lugares del mundo. Sus creaciones cobran especial belleza con la representación de elementos de la naturaleza muy presentes en la Isla, como los almendros, las buganvillas, la tierra roja de la isla y el mar Mediterráneo.
Desde el año 2000 está ubicada en primera línea del agradable paseo marítimo de la Marina de Botafoch. Los cuadros expuestos y a la venta son perfectas falsificaciones de obras maestras hechas a mano en óleo sobre lienzo. Todas las reproducciones tienen la aprobación de los museos que poseen los originales.
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